
NOVIEMBRE
-LAS GALLINAS CON CUSCÚS-
Las gallinas que conocemos hoy en día han sido domesticadas, una selección que comenzó hace más de 7.000 años para que sus ancestros pusieran cada vez más huevos y de mayor tamaño y también para que produjeran más carne.
Hay razas seleccionadas brutalmente para una puesta excesiva de huevos hasta 20 veces más que cualquier otro ave, de 12-20 huevos al año a más de 300. Y otras seleccionadas para que engorden tan rápido que sus cuerpos no pueden soportar su propio peso.
Hay otras razas consideradas de aptitud mixta a las que la gente explota por sus huevos pero que cuando dejan de poner “suficientes” huevos se les mata y se comen su cuerpo.
Las gallinas de aptitud mixta, o razas más rústicas, ponen menos huevos al año entre 150 y 200 en sus primeros 2-3 años, si sobreviven a esa puesta incesante sin morir en una infección, prolapso, obstrucción o por desarrollar cáncer, su puesta se irá reduciendo.
La puesta supone expulsar un huevo del tamaño equivalente a un bebé humano en un parto, esto a una gallina le sucede casi a diario, cuando en aves es un proceso que debería durar unos 10-20 días máximo, y tener meses de reposo para que los tejidos se recuperen y ellas descansen. A nivel metabólico también pierden una gran cantidad de nutrientes como calcio y proteínas que las dejan exhaustas, desnutridas y con osteoporosis a edades tempranas.
El consumo de huevos esconde una de las realidades más crueles, por suerte, para quienes amamos a las gallinas y para ellas mismas, desde hace unos años diponemos de unos implantes hormonales que les permiten llevar una vida sin poner huevos, sin sufrir su puesta, sin desnutrirse, y sin desarrollar tumores ováricos y sin efectos secundarios negativos.
Cuando te hablen de huevos de gallinas felices NO MIRES A OTRO LADO, cuenta la verdad, infórmate sobre su sufrimiento y ayuda a las gallinas a tener una vida realmente feliz, una vida sin poner huevos.
LA HISTORIA DE CUSCUS:
Cuscús es una gallina salida de una tienda de piensos, por un saco de 30 kg de pienso regalaban un pollito de gallina castellana, tras dos años viviendo con un familiar y viendo cómo se habían muerto decenas de gallinas compradas para huevos decidimos acoger a las supervivientes. 9 años después Cuscús es la única afortunada que sobrevive de aquel “experimento” de corral doméstico.
Cuscús es atrevida, muy intrépida y curiosa, con los años se ha hecho más sociable y casera, más tranquila y confiada. Pero mantiene su espíritu salvajillo, ella es de las pocas afortunadas a las que el cáncer ha dado una tregua de años, Cuscús recibió su primer implante con 6 años y a penas pone huevos aunque no lo lleve, su cuerpo parece ser de los afortunados, de ese pequeño porcentaje de gallinas que se libran del cáncer, al menos a temprana edad.
A lo largo de su vida ha tenido dos grandes amores, Rita una gallina empedrada que murió en 2017 por cáncer de ovario y Squat, una valiente conejita que escapó de una granja cercana para refugiarse en nuestro santuario, Squat se instaló en la habitación de las gallinas siendo inseparable de Cuscús desde el primer día hasta su último suspiro un año después de haberse conocido. Desde entonces Cuscús tiene varias amigas con las que comparte baños de sol y acicalamiento, pero con ninguna tiene un vínculo tan fuerte.
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