Huevos y cáncer
Huevos: la principal causa de cáncer en gallinas de la que nadie habla
La historia de Alicia
El día que conocimos a Alicia, tuvimos que comunicarle a Maite, quien llevaba semanas intentando rescatarla, que a Alicia no le quedaba mucho tiempo de vida. El primer día de noviembre, fue el primer día que Alicia pudo caminar sin una cuerda atada a su pierna. Salió tranquila del trasportín, como quien sabe que no tiene escapatoria aunque tenga miedo, como quien de repente no tiene de que tener miedo. Le palpé el abdomen, y ahí mismo noté como su abdomen estaba muy inflamado, lleno de líquido, como un globo lleno de agua, sus huesos puntiagudos resaltaban sobre esa balsa que era su vientre; al mirarle para explorar más en profundidad vimos el color verdoso de su piel, entendimos la palidez de su cresta. Las lágrimas caían de nuestros ojos mientras nos repetíamos que ese no podía ser el final.
Las palabras de quien la mantuvo atada esos cuatro años: “a estas nadie las quiere, no tienen carne y su tripa está llena de huevos”. Alicia no tenía huevos dentro, ni folículos, Alicia tenía cáncer, un cáncer de ovario que se la estaba comiendo por dentro, tenía metástasis y aun así luchó. Alicia consiguió vivir libre, durante cuatro meses pudo tomar el sol, comer fruta, papillas, grano, lo que quisiera, pudo darse baños de arena y sobretodo pudo vivir tranquila sus últimos momentos, hasta que el cáncer llegó a sus pulmones y le ayudamos a marchar para evitar que muriera asfixiada.
La causa del cáncer de Alicia estaba clara, Alicia fue una superviviente, y finalmente una víctima, de la industria del huevo. Cada año, millones de gallinas como ella mueren lentamente de cáncer causado por generaciones de cría intensiva que han llevado sus cuerpos más allá de sus límites.
Alicia fue rescatada de una granja doméstica de huevos en 2017 y murió de cáncer en el Refugio La vida color Frambuesa en 2018.
Durante años, las investigaciones han demostrado que existe una asociación entre el consumo de huevos de gallina y un mayor riesgo de sufrir cáncer de próstata y colorrectal en humanos. Sin embargo, entre las directrices alimentarias actuales y las campañas de bienestar animal dirigidas a métodos de producción sin jaulas, esta epidemia pasa desapercibida. Seleccionadas durante innumerables generaciones para tener un sistema reproductivo hiperactivo, las gallinas que se usan como ponedoras tienen una de las tasas más altas de cáncer de ovario conocida en cualquier especie.
El ancestro no domesticado de la gallina moderna pone huevos con el mismo propósito que cualquier otra especie de aves–la reproducción- y en un número similar, alrededor de una docena al año. Estos huevos se ponen después de que la gallina encuentre un compañero. Los huevos se incuban, los polluelos nacen y la gallina los cría como es lo normal en la naturaleza. Las gallinas, seleccionadas para poner huevos apenas tienen instinto maternal.
Hoy en día, las gallinas utilizadas para huevos -desde las granjas industriales hasta las gallinas de corral- son el resultado de siglos de selección humana sobre su proceso de reproducción. Como resultado de generaciones de cría selectiva, estas aves ahora producen de media más de 300 huevos al año, veinte veces más que sus equivalentes salvajes.
Independientemente de la especie, el proceso de formación y puesta de un huevo parece engañosamente sencillo, pero en realidad es increíblemente complicado. Anecdóticamente, son muchas las personas que han estado a punto de perder a sus loros cuando luchaban por poner un huevo y hay serpientes que mueren al no poder expulsar su primer huevo.
Para las gallinas, de principio a fin, el proceso de formación y puesta de un solo huevo lleva de 23 a 27 horas. Cuando nos entrometimos en los sistemas reproductivos de las gallinas, tomamos un proceso infrecuente pero ya agotador y lo hicimos incesante. Al hacerlo, devastamos sus cuerpos.
Cáncer
Un problema de salud que, por desgracia, casi todos hemos vivido de cerca. Ya sea porque lo hayamos padecido nosotros mismos, lo hayamos vivido apoyando a un amigo o a un miembro de nuestra familia, hayamos atravesado el desgarrador proceso de proporcionar quimioterapia a un perro o un gato al que amamos, o les hemos tenido que dejar marchar, todos tenemos una idea de cuán trágica puede ser esta enfermedad.
Sin embargo, al alterar los sistemas reproductivos de las gallinas, literalmente hemos producido el cáncer en sus cuerpos. Como dice un estudio, «ningún otro animal desarrolla tumores OVC [cáncer de ovario] espontáneo en tasas comparables a las gallinas, que pueden superar el 35%». Lea eso nuevamente. De las gallinas estudiadas, en algunos casos más de un tercio de la población desarrolló espontáneamente cáncer de ovario sin que se haya hecho nada para inducirlo. Este fenómeno es tan ampliamente reconocido que las gallinas ponedoras de huevos se han convertido rápidamente en un modelo a elegir para la investigación sobre el cáncer de ovario en mujeres humanas.
Prolapsos
Aunque el cáncer es la enfermedad con la que muchos de nosotros estamos más familiarizados, no es sino una de las muchas afecciones reproductivas que sufren las gallinas. Al expulsar el huevo después de una puesta incesante, sus sistemas reproductivos se agotan y sus cloacas (el equivalente a la vagina) y sus oviductos (equivalente a nuestros úteros) pueden comenzar a descolgarse de sus cuerpos dando lugar a prolapsos reproductivos. La gallina probablemente muera de hemorragia o shock. Un estudio descubrió que los prolapsos mataban al 11 por ciento de una población de ponedoras.
Deficiencia de calcio
Otro problema común es la deficiencia de calcio. Las aves tienen un hueso medular que almacena calcio para formar las cáscaras de los huevos. En las gallinas, la producción rápida de huevos agota este hueso hasta el punto de desaparecer. Las gallinas luego tienen que extraer el calcio de otras partes de sus cuerpos para continuar formando cáscaras duras. Esto hace que desarrollen osteoporosis con las consiguientes fracturas óseas. También desarrollan hipocalcemia o tetania cálcica (parálisis) al usar todo el calcio disponible en el torrente sanguíneo para producir huevos. Al igual que en los humanos, tener niveles extremadamente bajos de calcio en el torrente sanguíneo hace que las gallinas desarrollen otros síntomas más sutiles, como entumecimiento y desorientación, y otros síntomas más graves, como convulsiones y ataques cardíacos. Un estudio reciente sobre las causas de muerte en granjas de ponedoras que no están relacionadas con enfermedades infecciosas descubrió que este problema es la segunda causa más común de muertes.
Impactaciones y celomitis
Otras gallinas pueden continuar poniendo a pesar de la pérdida de calcio y el agotamiento, pero alcanzan un punto en el que no pueden expulsar todo lo relacionado con los huevos de sus cuerpos. Esto puede resultar en una acumulación de material de huevo impactado y la consiguiente infección fatal por celomitis (el equivalente a una peritonitis en humanos), esta es la principal causa de muerte, fuera de las enfermedades infecciosas.
En última instancia, la mayoría de las gallinas domesticadas sufrirán lentamente de estas condiciones reproductivas, independientemente de si están en jaulas en batería o en corrales de pueblo. Para aquellos a quienes sólo les importan estas aves para la producción de huevos, las gallinas con sistemas reproductivos poco saludables se consideran inútiles y una práctica estándar es matarlas cuando tienen alrededor de los dos años de edad.
Cuando conozco gente nueva, no pasa mucho tiempo antes de que descubran que soy un apasionado de las gallinas y que rescato, cuido y lucho por ellas. Por lo general, se sorprenden al saber que a muchas gallinas les encanta pasar tiempo con humanos (incluso que se acurrucan en nuestro regazo). En mis conversaciones, comparto con ellos que los adiestradores de animales comparan la inteligencia de una gallina con la de los niños pequeños y nuestra propia experiencia lo confirma.
Nos gusta compartir lo que supone participar en un rescate: sacar a gallinas de las garras de una muerte inminente y verles florecer en personalidades llenas de ganas de vivir, pero por desgracia, en poco tiempo las vemos comenzar a mostrar los primeros síntomas de los problemas reproductivos. Vemos como se ponen cada vez más enfermas, y las acompañamos en su lucha, en su afán de aferrarse a la vida, su nueva y feliz vida, para finalmente perderlas en una terrible batalla, llena de sufrimiento, sufrimiento que intentamos paliar al máximo.
La pregunta es: “si podemos evitar a animales inocentes este tortuoso viaje simplemente no consumiendo sus huevos, ¿por qué no hacerlo?”
Y esta es la gran pregunta que debemos hacernos cuando consideramos el uso de animales de cualquier forma: si podemos vivir vidas felices y sanas sin privar a otros de su salud, su familia o sus vidas, ¿a qué estamos esperando?
Nota del autor: Existe una comunidad de personas que rescatan gallinas y luchan contra los problemas de salud que hemos ocasionado en sus cuerpos, trabajando incansablemente para mantenerlas con vida. Hoy, cada vez menos gallinas rescatadas mueren prematuramente porque cada vez ponen menos huevos. Estos equipos de rescate han descubierto que el control de la reproducción con implantes hormonales puede detener con éxito el sistema reproductivo de las gallinas, evitar que pongan huevos y evitar todas las condiciones que se analizan aquí.
Es decir, mantener a las gallinas con vida significa detener la producción de huevos.
Izquierda: Free From Harm, Derecho: Hen Harbour
A la izquierda: Sweet Pea fue rescatado por Free From Harm en Illinois, pero murió de Peritonitis, la masa que se ve aquí se extiende desde su abdomen hasta el suelo. A la derecha: Seven fue rescatada por Hen Harbor en California. Ella aparece aquí junto a un frasco lleno de líquido infectado que se ha drenado de su abdomen.
TRIANGLE CHICKEN AVOCATES
Doree fue rescatada por Triangle Chicken Advocates en Carolina del Norte de alguien que afirmaba amarla. Apenas llegaba al kilo y 300 gramos, la mitad del peso de su cuerpo eran restos de materia de huevo. Ella murió después de la cirugía para eliminar la impactación.