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Utilizar a los animales sea cual sea la excusa que pongamos es maltratarlos, es cruel para ellos, y es una injusticia más contra la que debemos luchar.
No existe justificación para privar a un animal de su libertad, para tomar decisiones que anulen sus intereses como individuos.
Cuando pagamos para asistir a un espectáculo o a un centro en el que se exhiben animales estamos dando dinero a quienes los utilizan, los explotan, y por lo tanto estamos siendo cómplices de ese maltrato.
Zoológicos, acuarios y circos son algunos de estos horribles lugares donde los animales son expuestos y utilizados para hacer dinero privándolos de libertad y condenándolos a una vida de tristeza y miserias.
Animales que en libertad o en un lugar adecuado a sus necesidades tendrían un clima diferente, una alimentación diferente, que recorrerían kilómetros en un día, que crearían vínculos familiares con otros miembros de su especie y se alejarían de sus competidores, viven condenados a un espacio reducido, a un hábitat artificial y a compartir su espacio con otros animales que al igual que ellos se encuentran en una situación emocional complicada debido al confinamiento.
Tener animales enjaulados o en una pecera en casa, asistir a carreras de animales, acudir a granjas escuela, o cualquier actividad que genere beneficios económicos a costa del bienestar de los animales allí hospedados debe de ser cuestionada.
Montar a caballo es otra de las prácticas que tenemos asumidas hoy en día como relaciones de beneficio mutuo cuando el único que sale beneficiado de esta práctica es el ser humano.
Existen formas maravillosas de conocer a otras especies, desde el respeto, desde la humildad de no sentirnos superiores ni con derecho a nada sobre ellos, podemos viajar, ver documentales, buscar información en internet, y realmente conocer cómo son los animales en realidad, cómo viven, cómo se relacionan y qué necesidades reales tienen.
Porque amar a los animales va más allá de idealizar nuestro amor a costa de su libertad, amar a los animales significa amarlos libres, amarlos en todo su esplendor y con sus necesidades cubiertas al 100%.
La etología estudia el comportamiento de los animales, y gracias a esta ciencia podemos aprender mucho sobre cómo son ellos en realidad y no cómo nos los muestran quienes los explotan.