Fecha llegada: 21-10-19

Su historia da para hacer un corto, no sabemos si de terror o de risa. Pero que un carnero como él, con su salero, desparpajo, esos pedazo de cuernos y esa cara negro azabache acabara después de un buen rato de persecución estableciendo su fuerte en una iglesia, donde estaban dando misa, durante más de dos horas, movilizando a varios cuerpos de seguridad y haciendo al cura maldecir para que le sacaran de allí, es digno de un film.

Seitan también pasó 13 meses en la perrera, junto a Beltza y es su protector, siempre está pendiente de la abuela. Él es miedoso, muy joven y fuerte, algo testarudo con sus compañeros, pero curioso con las novedades y los recién llegados. Los burros no le tienen mucho cariño, cierto es que él pone de su parte para que esa relación no mejore, arrinconándolos en la habitación y a veces no dejándoles entrar.

Seitan es muy especial, por su carácter y por su apariencia, pero en el fondo es un buen tío al que le gusta jugar con los bebés y darse sus carreras por la finca entre bocado y bocado.

“Si pensáis que mi vida parece de película igual es porque no sabéis todo lo que me pasó antes de acabar en esa iglesia, ¿sabéis que la gente nos corta el cuello para comerse nuestros cuerpos? Pues lo mínimo que podía hacer era ir a rezar para no acabar yo así. Si me queréis amadrinar aún sigo disponible, que parece ser que nadie se fija en mí…”